la vida vista desde un plato volador!

Corre el siglo XXI, pero no nosotros... no señores, nosotros seguimos quietitos estancados en la estupidez! Aquí relatos para la posteridad sobre las payasadas que nuestra señora sociedad nos presenta día a día.

miércoles, septiembre 13, 2006

a Galileo lo creían demente.


A la raza humana le fascina organizarse. Ellos encuentran la forma de ordenarlo todo, catalogarlo todo, rotularlo todo. Para llevar a cabo distintas formas de organización y agrupamiento los humanos desarrollaron un lenguaje en común que varía con el punto geográfico en el que se encuentren, establecieron situaciones de normalidad y anomalía, determinaron lo aceptable y lo no. Algunos humanos quedaron fuera de lo que la mayoría denominó ‘normal’ dado que por diversos factores psíquicos éstos dejaron de compartir los códigos del resto de la población. Manifestaron ver cosas que el resto no veía, escuchar sonidos que nadie más escuchaba, se vieron afectados por movimientos involuntarios que no podían controlar. A estos individuos les resultó bastante difícil convivir con el resto de los humanos, dado que no comprendían los estereotipos a seguir para no romer ningún parámetro social. Sus familias consideraron esta situación absolutamente insostenible. Su entorno no quería que sus nervios se vieran alterados de ningún modo. Hicieron lo que cualquier mente lúcida haría. Construyeron edificios fríos y tenebrosos en las afueras de las ciudades y los encerraron ahí, en condiciones ‘infrahumanas’ –habrá que ver qué es lo humano para evitar las comillas-, condenándolos al hacinamiento constante, a la incomunicación, a la pérdida de la naturaleza propia, al olvido de los valores, de las ganas, de la capacidad para hacer. El encerrado se convierte en menos que un animal, se vuelve un vegetal, un objeto. Dopado constantemente pierde noción de todo, es más fácil manejarlos dopados. Es más fácil violarlos dopados. Mientras tanto, sus familias y amigos bailan en las ciudades, van a trabajar, y se preocupan por el valor del dólar.
Es raro, es humano.

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